El problema real de fondo es que la sociedad no practica la justicia porque rechaza la propuesta de justicia de Dios que es mediante Cristo. Según el apóstol San Pablo, la Justicia de Dios es la manifestación de toda su naturaleza en la persona de Jesús (Romanos 8 y 9, Colosenses y Filipenses 2).
Chile está siendo gobernado por una clase política que no considera los principios neotestamentarios ni la ética de Jesús.
No sería extraño pensar que la política de tolerancia cero, la mano dura,el fin de la puerta giratoria, y el costo de 28 mil pesos al mes por preso en la cárcel, y de 64 mil por preso en las cárceles concesionadas, lleve a concesionar más cárceles para que alguien se lleve las lucas. Esto es sumamente posible de considerar en un gobierno mercantilista en donde el valor de las personas se transa por unos pocos pesos.
La Biblia, nos dice que Dios no hace acepción de personas, que en Cristo no hay esclavo ni libre, rico ni pobre, hombre o mujer, sino que todos somos iguales en valor para Dios.
Nuestro valor se aprecia en que a pesar de ser pecadores, Cristo murió en la cruz por todos nosotros.
Hace 80 o 90 años que en Chile se practica la desigualdad social, y los cristianos debes decir y hacer algo al respecto. No podemos continuar siendo comunidad cristianas culto-céntricas ajenas a la realidad social. Debemos transformar las vidas de las personas a nuestro alrededor por medio de la predicación del Evangelio de Cristo, y manifestar -como iglesia- los frutos de ser hijos de Dios.
